La nueva Venezuela
Cierro los ojos y
puedo verla… veo la nueva Venezuela… Veo
sus calles amplias y limpias… Veo sus hermosas casas de cálidos matices,
adosadas de coloridos jardines… Veo sus
tiendas abarrotadas de opciones… Veo sus empresas marchando airosas
imitando el ritmo indetenible de los caudalosos ríos que surcan esta tierra…
Veo gente sonriente de miradas esperanzadoras y de tranquilas conciencias… Veo luz y color… Veo paz… auténtica paz… Veo agradecimiento y devoción al Dios verdadero… Cierro los ojos y puedo ver la nueva
Venezuela… Pero al abrir los ojos… al
volver a esta realidad que perturba… siento en mi alma el grito de agonía de
una Venezuela que ya no aguanta más… y no puedo evitar sentir dolor… Ella sufre… está sufriendo en las calles y
está sufriendo en las casas… está sufriendo en las almas de mucha gente que
siente su congoja… en las almas de sus hijos…
Dios
nos ha hablado… por mucho tiempo nos ha hablado… Él ha anunciado el nacimiento de la nueva
Venezuela desde hace varias décadas… Nos
alertó para que nos preparáramos… para que nos enmendáramos… pero nosotros, solo
continuamos nuestro curso… y hoy nos ha
tocado vivir el cumplimiento de los acontecimientos que se habían venido
anunciando… y es extraño ver la incomprensión retratada en muchos rostros…
Tal
como ocurrió durante los días de Noé, está ocurriendo ahora. Los que indiferentemente vivían cuando Noé
advertía la proximidad de la debacle, osaron sorprenderse cuando vieron las
primeras gotas caer. No habrá faltado
quien haya querido arrepentirse y cambiar de actitud a último momento pero… el
tiempo para el arrepentimiento ya había pasado… el tiempo para escuchar y
cambiar de actitud ya se había agotado… Las puertas del arca se habían cerrado
y ahora solo quedaba enfrentar la terrible realidad…
Aunque
en algo se asemeja nuestra realidad a lo acontecido durante los días de Noé,
nosotros hemos llevado la indiferencia a un nuevo nivel… (o tal vez no sea así,
sino que solo se trate de un desatino más de mi deprimida percepción…)
He
podido ver las primeras gotas caer… he visto como ha comenzado a arreciar y… aún
las preocupaciones de algunas personas siguen siendo triviales…
Incomprensiblemente,
como ya es habitual, continuamos planificando nuestros días en la base a la
rutina de siempre… Nuestra atención
sigue atrapada por las mismas cosas: La
comida, el vestido, la hipoteca, el colegio de los niños, la fiesta de
cumpleaños del hijo menor, la película que está en el cine, dónde conseguir la
leche esta semana… en fin… creo que hemos tenido una cruel actitud frente a lo
que está ocurriendo…
Viajaba
en un bus hace unos días y observaba a todos conversando amenamente. Una mujer comenzó a entonar una alegre
canción acerca de una fiesta e invitaba a los demás pasajeros a cantar con
ella… porque se sentía alegre y… seguramente había una buena explicación para
eso…
Algunos suelen esbozar expresiones que “perfectamente”
avalan su actitud: “Al mal tiempo buena cara” “Hay que estar siempre gozosos” “No puede
estar triste un corazón que tiene a Cristo” “ La vida continúa” “Los problemas hay que enfrentarlos con una
sonrisa” “Hay que ser optimistas”… y podría escribir muchas expresiones más…
expresiones que, sin pretensión de serlo, acaban por convertirse en un
mimetismo indolente que aspira justificar la apatía.
No
ansío erigirme juez sobre los que, de alguna manera, intentan asimilar esta tormenta de sucesos que se nos ha venido
encima; solo intento despertar el espíritu reflexivo de los que se amparan bajo
la sombra de la dejadez.
No
concibo posible una actitud de desgano en la gente de aquellas regiones del
mundo sobre el que yace el riesgo de muerte, luego de ser activada una alarma
de huracán, tormenta tropical, tornado, tsunami o de cualquier otro cataclismo
natural. La respuesta obligada de las
personas ante un anuncio de este tipo es la de buscar de cualquier modo, una
manera de resguardarse y resguardar a su familia. Su actitud se sintoniza con la situación que
se vive y las decisiones se toman en función de esa situación. Las apariencias, el qué dirán, las costumbres
y un sinnúmero de cosas más, pasan a un segundo y tercer plano de
importancia; la prioridad es prepararse…
y actuar de manera efectiva…
Nosotros,
los venezolanos, hemos estado recibiendo esta alerta desde hace tiempo, sin
embargo, sé que habrá quien afirme que no se enteró de esto. ¡Bueno!
¡Ya lo sabes! ¡Dios está en desacuerdo con la manera en que se han
estado haciendo muchas cosas en Venezuela!
¡Él ha decidido hacer un cambio y nos ha venido alertando para que tengamos
una actitud cónsona con lo que Él está haciendo! No se trata de cualquier cosa… No es algo que hayamos vivido antes…
¡Sintonízate con lo que está pasando… con
lo que Dios está haciendo…!
Dios
nos ha pedido que nos humillemos ante Él, que pidamos perdón por la idolatría,
por la incredulidad, por la insensibilidad y por habernos corrompido con
ideologías políticas. Dios nos ha
invitado a confiar en Él, a que clamemos a Él.
Dios ha pedido arrepentimiento y cambio de comportamiento. ¡Atendamos la voz de Dios!
Otra
de las cosas que Dios ha dicho es que “La Cosiata” volvería a ocurrir y nos
invitó a estudiarla para saber cómo se darían las cosas. En los enlaces que
dejo a continuación podrás escuchar una buena explicación acerca de este
tema. Dedícale unos minutos de tu
tiempo.
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